Bienvenidos...

Querid@s amig@s, les doy la bienvenida con la expectativa lógica que genera el iniciarse en una nueva actividad. Si bien no pretende ser, ni seria, ni formal, espero encontrar la fórmula correcta para generar su interes en la lectura. Les dejo un muy fuerte abrazo.







domingo, 15 de agosto de 2010

IDEOLOGIA

Seamos conscientes o no de ello, todos tenemos una ideología, incluso los que declaran abiertamente no tenerla. Todos creemos ciertas cosas. Todos valoramos algo: la propiedad, los amigos, la ley, la libertad o la autoridad. Todos tenemos prejuicios, incluso los que declararn estar libres de ellos. Todos vemos el mundo de una u otra forma (tenemos ideas sobre él)  e intentamos  que lo que allí suceda tenga sentido. Muchos de nosotros nos sentimos descontentos y criticamos lo que observamos alrededor nuestro comparándolo con lo que querríamos ver. Algunos rechazan la sociedad y sus valores y se aislan enfurruñados en sus torres de marfil, pero están prestos para entrar en acción.

La gente con las mismas ideas sobre el mundo, nuestra sociedad y sus valores se agrupa. Nos sentimos atraídos por los que tienen valores e ideas similares, disfrutan con las mismas cosas que hacemos nosotros, que tienen prejuicios parecidos a los nuestros y, en general, ven el mundo del mismo modo. Hablamos de gente que tiene la misma mentalidad, individuos que comparten ciertas creencias y que tienden a reunirse en clubes, iglesias, partidos políticos, movimientos, asociaciones varias, etc. No importa lo independiente que pretendamos ser, todos nosotros estamos influidos por ideas. Somos sensibles a los llamamientos que nos hacen -a nuestro honor, patriotismo, familia, religión, cartera, raza o clase- y a todos se nos puede manipular y estimular. Somos creadores y productos de ideas, de ideologías, y a través de ellas manipulamos a otros y nos manipulan a nosotros.

"DESDE LOS SOFISTAS, DESDE SÓCRATES, DESDE PLATÓN, EL INTELECTUAL HACE POLÍTICA CON SU DISCURSO...Considero mi deber político invitar a mis lectores a que adopten frente a los discursos cotidianos una sospecha permanente, de la que ciertamente los semioticos profesionales sabrían hablar muy bien, pero que no requiere competencias científicas para ejercerse". Umberto Eco "La estrategia de la ilusión".